El algodón se cultiva en diferentes partes del mundo, pero su calidad no es igual en todas ellas. La longitud y grosor de la fibra dependen de su procedencia. Por eso, podemos clasificarlo dependiendo del lugar donde fueron producidas:
- Algodón de fibra corta (algodón indio)
- Algodón de fibra mediana (algodón americano)
- Algodón de fibra larga (algodón egipcio)
Esta última fibra, la fibra larga, es la de mejor calidad.
El proceso de producción de un buen tejido de algodón
Y si la calidad de la fibra de algodón es importante, no menos lo es el proceso que se utiliza para tejer las fibras y todos los procesos de acabado posteriores.
En primer lugar, cuando el algodón entra en un telar lo hace enrollado en conos. Pero ese hilo enrollado en conos no puede tejerse directamente, necesita un depurado previo llamado “penteado”que sirve para eliminar cualquier impureza y que ayudará posteriormente a que la prenda no se deforme.
La segunda fase sería tejer el hilo. Aquí es donde se determina el “punto de algodón”, pues existen muy diversas maneras de tejer el hilo de algodón. En ocasiones necesitamos que determinadas prendas tengan una elasticidad concreta o que otras no tengan ninguna y presenten un aspecto homogéneo en su hilado. Serán la urdimbre y la trama las responsables de dar un aspecto u otro al tejido. Estas opciones son las que crean los tejidos interlock, jersey, canalé, Jacquard, etc… con sus distintas variantes y utilidades, que nos ofrecen una gran variedad a la hora de confeccionar las prendas.
Pero no acabamos aquí. Una vez tejido el hilo, hay que prepararlo para su teñido con el proceso de “blanqueado”. Cuando el hilo sale del telar su color es crudo con ciertas motas de color tabaco. Esto debe desaparecer para que el siguiente proceso quede perfecto.
Para el teñido, en Yöel elegimos los tintes llamados reactivos, que son los más aconsejables por ser tintes hechos con colorantes ecológicos de gran fijación, que además no producen alergias. Existen muchos otros tipos de tintes en la industria, muchos de ellos químicos y sintéticos. Tras el teñido se hace el anti-pelling con el que se vuelve a depurar el tejido, pero esta vez ya hecho y teñido.
Y como último parte del proceso de producción se hace lo que denominamos “amaciar”el tejido, que consiste en darle un acabado que le quite aspereza y le proporcione un tacto suave. El amaciado será mayor o menor dependiendo de la suavidad que se quiera conseguir. Para amaciarlo, el tejido, entra en una máquina, llamada “rámula”que adicionalmente seca y enrolla el tejido.